LLUVIA EN LAS ACERAS
La lluvia ensucia las aceras
pero tú sigues sentada,
con la mirada perdida
y ese abrigo carmín
de vagas esperanzas.
La vida te duele tan dentro,
pero el agua no te importa.
Son tan crueles las barreras
que la sociedad te impone
que crees imposible volver a empezar.
Y vuelves los ojos al pasado
sabiendo, una vez más,
que el futuro está lleno de miseria
y desechos de tu corazón.
No temas, yo estaré contigo,
herido de inmensas ansiedades,
pero quizá no te ayude al caminar
y te empuje al vacío de una sed
tan sombría, que al beber,
aún te marque su recuerdo.
Pero al fin y al cabo es lo que somos,
no nos queda más remedio.
Y las noches nos invaden con destreza
en los días de nuestro desahogo,
empapando nuestros cuerpos en alcohol.
0 comentarios