AMOR Y GUERRA (REFLEXIÓN)
El amor y la guerra, esos dos polos tan opuestos en la forma y el contenido pero que a veces se acercan tanto el uno al otro que resulta inevitable unirlos en un sentimiento, en una canción. Lo que ocurre cuando el amor se convierte en una guerra es que rápidamente tendemos a deshacernos de ese amor para no seguir sufriendo, olvidar para no salir herido y lo malo es que, cuando todo acaba, te das cuenta de que en el fondo acabas de librar la guerra más hermosa del mundo.
Lo más curioso es que hay guerras que tiene que librarlas uno solo, contra el mundo, contra sí mismo, contra la vida que llevamos. Lo malo es que en la vida no hay dos días iguales y al final esa batalla, en la mayoría de los casos, la acaba venciendo la vida. Pero quién dice que no merezca la pena comenzar una revolución contra lo que suponemos nuestro estatus natural, no será una guerra feliz, pero al menos nos quedará el consuelo de haberlo intentado, ¿No?
Lo más normal cuando hay una batalla entre dos amantes es que uno de los dos salga vencido, y quizás ninguno de los dos se dé cuenta hasta que un día, en la soledad de la noche, en un coche aparcado a la orilla de un camino ella (o él) se dé cuenta de que la otra persona ya no es lo que deseaba hace tiempo, que todo es lo mismo entre los dos, que ya no hacéis nada nuevo, en definitiva: que la otra persona encierra un muerto dentro de sí, un muerto del que más vale que te deshagas pronto, porque, ya se sabe, cuando uno muere comienza un lento proceso de descomposición. Aún así, y como ya he dicho antes, quizás esas situaciones, salvadas a tiempo, puedan resultar incluso bonitas...
Y lo mejor de todo es que muchas veces esa batalla, esa guerra las estáis librando los dos juntos contra el mundo, o mejor aún: el mundo está en guerra y vosotros dos os amáis mientras todo lo demás está en ruinas, los cañones y los gritos resuenan pero vosotros no lo oís, estáis completamente al margen, habéis encontrado vuestro rincón seguro y estáis a salvo...
Lo que si puedo asegurarte es que todo, como siempre he dicho, en esta vida, tiene solución y no hay porque encerrarse en la tristeza por algo que se ha perdido, si no alegrarse por algo nuevo que va a llegar, que ese final de la paz, que el fin de ese miedo a morir no te dolerá. El olvido sólo está a un paso si te lo propones.
2 comentarios
PerroVerde -
de la cota cuarenta y siete de mi sueño... Besitos!
Zapo -